Fernando Alba, parte de la historia albiverde
Fernando Alba fue parte del equipo más glorioso que tuvo Oriente Petrolero a escala internacional, en la década de los años 80, y su orgullo se iguala a aquella histórica hazaña. En 1988, los albiverdes se convirtieron en el primer equipo boliviano en pasar a una tercera fase de Copa Libertadores, eliminando a grandes rivales coperos como Olimpia y Cerro Porteño, de Paraguay, y a Colo Colo, de Chile. “Esa fue mi mejor época; teníamos un equipazo”, reconoce ahora, 26 años después.
De Oriente tiene sus mejores recuerdos de su carrera futbolística, no solo por aquel hecho histórico que marcó su vida, sino también por la forma como llegó a ser parte de él. Tenía 18 años cuando se presentó un día a entrenarse en la categoría juvenil, que era dirigida entonces por el profesor Elio Romero. Venía de jugar en Amboró, que participaba en el torneo de la Primera A. Allí su técnico era René Rada, que le inculcó el trabajo y la disciplina y, además, le ayudó a poner alas a sus sueños en el fútbol grande.
Llegó a la primera de Oriente con una tarjetita, recomendado por Romero, que estaba a cargo de las categorías de base. Como por esa época sobraban los centrales, el técnico Eduardo Guilarte lo mandó de lateral derecho, marcando a Arturo García. Cuenta que el club compró su pase a Amboró por $us 11.000 y que comenzó ganando $us 500.
En 1986 no pudo jugar porque llegó a Oriente cuando el torneo estaba avanzado, pero empezando la temporada 87, el técnico Jorge ‘Cajeta’ Justiniano lo hizo debutar en un partido en La Paz, frente a Litoral. Fue el inicio de una buena carrera ascendente hasta que en 1988 llegó el uruguayo Wálter ‘Cata’ Roque para darle regularidad. Tras la partida de Raúl Navarro y de Cristian Angeletti aumentó su chance de crecer. Hizo pareja con Roberto Brunetto y también con Gabriel Amodeo, y de vez en cuando alternaba con Gumercindo Rueda. Ese año Oriente logró lo que ningún otro equipo boliviano había conseguido. Cada partido era una final y cada triunfo se festejaba como un título, con celebraciones de los hinchas en la plaza principal. Con América se empató 0-0 de local y de visitante el equipo colombiano ganó por 2-0, quedando el conjunto albiverde en las puertas de las semifinales.
Después de ese hecho histórico jugó un par de años más en Oriente hasta que una lesión (pubalgia) fue el motivo de su partida. Creyendo de que no volvería a ser el mismo Fernando Alba de antes, la dirigencia cristalizó un trueque con Real Santa Cruz, a cambio de Rolando ‘Barbado’ Coimbra. En el equipo albo demostró que estaba bien, logrando el título del torneo Apertura en una final contra The Strongest y clasificándose para la Copa Conmebol, ahora Sudamericana, frente a Lanús.
En 1998 y 1999 jugó en Destroyers y al año siguiente pasó a Mariscal Braun. Con los años encima y temeroso por los constantes viajes aéreos, en 2001 jugó su último año en Aurora, intentando ascender a la Liga desde la Copa Simón Bolívar. Con 33 años cumplidos, cansado de tantos viajes y concentraciones, tomó la decisión de ponerle un freno a su carrera. “Podía seguir jugando un par de años más, pero pensaba más en mi familia que en otra cosa”, manifestó.
Tras su retiro en 2001, se dedicó a la comercialización de celulares. Viajaba a Paraguay y traía estos aparatos para distribuirlos. Es un agradecido al fútbol porque lo poco que ganó lo invirtió en terrenos por consejos de su padre. Actualmente vive feliz junto a su esposa y sus cuatro hijos, siguiendo de cerca al equipo de sus amores y apoyando a uno de sus hijos que está siguiendo sus pasos en el fútbol. Jugó un par de años en la Mutual de Ex jugadores, en el equipo Heberto Menacho, pero se cansó y desde entonces se mantiene alejado de las canchas. Trota para mantenerse en forma, pero nada más.
De Oriente tiene sus mejores recuerdos de su carrera futbolística, no solo por aquel hecho histórico que marcó su vida, sino también por la forma como llegó a ser parte de él. Tenía 18 años cuando se presentó un día a entrenarse en la categoría juvenil, que era dirigida entonces por el profesor Elio Romero. Venía de jugar en Amboró, que participaba en el torneo de la Primera A. Allí su técnico era René Rada, que le inculcó el trabajo y la disciplina y, además, le ayudó a poner alas a sus sueños en el fútbol grande.
Llegó a la primera de Oriente con una tarjetita, recomendado por Romero, que estaba a cargo de las categorías de base. Como por esa época sobraban los centrales, el técnico Eduardo Guilarte lo mandó de lateral derecho, marcando a Arturo García. Cuenta que el club compró su pase a Amboró por $us 11.000 y que comenzó ganando $us 500.
En 1986 no pudo jugar porque llegó a Oriente cuando el torneo estaba avanzado, pero empezando la temporada 87, el técnico Jorge ‘Cajeta’ Justiniano lo hizo debutar en un partido en La Paz, frente a Litoral. Fue el inicio de una buena carrera ascendente hasta que en 1988 llegó el uruguayo Wálter ‘Cata’ Roque para darle regularidad. Tras la partida de Raúl Navarro y de Cristian Angeletti aumentó su chance de crecer. Hizo pareja con Roberto Brunetto y también con Gabriel Amodeo, y de vez en cuando alternaba con Gumercindo Rueda. Ese año Oriente logró lo que ningún otro equipo boliviano había conseguido. Cada partido era una final y cada triunfo se festejaba como un título, con celebraciones de los hinchas en la plaza principal. Con América se empató 0-0 de local y de visitante el equipo colombiano ganó por 2-0, quedando el conjunto albiverde en las puertas de las semifinales.
Después de ese hecho histórico jugó un par de años más en Oriente hasta que una lesión (pubalgia) fue el motivo de su partida. Creyendo de que no volvería a ser el mismo Fernando Alba de antes, la dirigencia cristalizó un trueque con Real Santa Cruz, a cambio de Rolando ‘Barbado’ Coimbra. En el equipo albo demostró que estaba bien, logrando el título del torneo Apertura en una final contra The Strongest y clasificándose para la Copa Conmebol, ahora Sudamericana, frente a Lanús.
En 1998 y 1999 jugó en Destroyers y al año siguiente pasó a Mariscal Braun. Con los años encima y temeroso por los constantes viajes aéreos, en 2001 jugó su último año en Aurora, intentando ascender a la Liga desde la Copa Simón Bolívar. Con 33 años cumplidos, cansado de tantos viajes y concentraciones, tomó la decisión de ponerle un freno a su carrera. “Podía seguir jugando un par de años más, pero pensaba más en mi familia que en otra cosa”, manifestó.
Tras su retiro en 2001, se dedicó a la comercialización de celulares. Viajaba a Paraguay y traía estos aparatos para distribuirlos. Es un agradecido al fútbol porque lo poco que ganó lo invirtió en terrenos por consejos de su padre. Actualmente vive feliz junto a su esposa y sus cuatro hijos, siguiendo de cerca al equipo de sus amores y apoyando a uno de sus hijos que está siguiendo sus pasos en el fútbol. Jugó un par de años en la Mutual de Ex jugadores, en el equipo Heberto Menacho, pero se cansó y desde entonces se mantiene alejado de las canchas. Trota para mantenerse en forma, pero nada más.
Fuente: El Deber
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