Alejandro Schiapparelli: «Voy a salir de esta»
El argentino Alejandro Schiapparelli cuenta los días para su retorno a las canchas. Por ahora, el defensor sigue a Oriente desde las tribunas y sufre como un hincha más. Su recuperación va por buen camino y no se deja vencer por la ansiedad.
Alejandro Schiapparelli tiene un pasado exitoso, un presente nada agradable y un futuro alentador. El defensor argentino de Oriente Petrolero se recupera de una segunda operación en la rodilla derecha y está ilusionado con volver para el segundo torneo de la Liga. Se lesionó hace casi un año en un clásico ante Blooming y desde entonces su vida cambió. En una semana dejará las muletas y empezará un trabajo específico para intentar volver a las canchas, esta vez con mucha cautela. Mantiene un perfil bajo y habla solo lo necesario. Se mueve lentamente por recomendación médica y está centrado únicamente en la recuperación de su rodilla.
Por ahora no la está pasando bien, pero tampoco cree que es el fin del mundo y sin bajar la guardia se entrena a conciencia. Admite ser creyente de Dios y asegura que esta prueba la va a vencer porque le sobran ganas. “Si no se puede, vamos a buscar otras opciones porque la vida debe continuar”, remarcó el argentino.
Por si acaso, Schiapparelli está estudiando la carrera para director técnico porque le entusiasma la idea de seguir ligado al fútbol y, con su amigo Hernán Boyero como ayudante de campo.
- ¿Cuál es el balance que hacés después de tu lesión inesperada?
- Negativa, desde todo punto de vista, porque va a ser un año que no juego, solo pude estar en tres partidos nada más en el segundo torneo de 2011 y obligado tuve que parar de nuevo. Es un momento muy duro para mí porque nunca me había pasado algo así. Cuando pensaba que ya había pasado todo, después de la primera operación tuve otra recaída por un problema en los cartílagos y ahora estoy recuperándome de a poco. Después de todo y dentro de lo malo, aprendí a valorar muchas cosas.
- ¿Como qué, por ejemplo?
- Recibir el cariño de la gente, eso es impagable. Cuando salgo a la calle no faltan los hinchas que me dan ánimo y me preguntan cuándo vuelvo a jugar. Eso me da energías positivas y me anima a seguir recuperándome con mucho esfuerzo. Es difícil, pero hay que levantar la cabeza porque la vida sigue. En todo esto, mi familia es la que más sufre. Por suerte aprendí que ante las adversidades de la vida uno tiene que seguir luchando tanto en el fútbol como en todo. Voy a salir de esta, porque soy un luchador de la vida.
- En tu familia, ¿quién sintió más tu lesión?
- Mi esposa, ni hablar. Para mi padre también fue un golpe muy duro. Estaba tan ilusionado con verme jugar en la selección, y justo me lesiono. Él viene siguiendo mi carrera desde que me vine a Bolivia y estaba tan orgulloso de mí. Por él, por mi esposa, mis hijos y toda mi familia, quiero volver a jugar.
- ¿Cuándo te entristece más?
- Cuando voy a la cancha y veo a mis compañeros jugar. Siento mucha impotencia de estar afuera. Me ha pasado cuando estuve lesionado o expulsado, pero ahora es diferente porque veo que todos corren y se exigen por el equipo, y yo no puedo hacerlo. Si hubiera sido un vago (flojo) o no me hubiera gustado entrenarme, tal vez la figura habría sido distinta ahora, pero a mí siempre me gustó el trabajo y fui lo más profesional posible. Me da mucha bronca, pero también digo que por algo pasan las cosas y a lo mejor es para hacerme más fuerte.
- ¿Creés en serio que esto es una prueba divina?
- Yo creo mucho en Dios. No sé si esto es una prueba, pero lo que sí creo es la revancha, que ojalá él vea todo el sacrificio que estoy haciendo para poder recuperarme y volver lo antes posible.
- ¿Tenés temor de no volver a ser el mismo Schiapparelli de antes?
- Temor no, porque confío en que muy pronto me voy a poner bien y con mucho trabajo estaré de vuelta. Si fuera por una cuestión médica (lo operaron dos veces de la rodilla derecha), a lo mejor me impida ser el mismo de antes, pero si es por mí no me preocupa, porque siempre me gustó el laburo y he demostrado profesionalismo en los equipos donde estuve.
- ¿Qué sentís cuando vas al estadio y tenés que mirar el partido como un hincha más?
- Mucha impotencia y mucha bronca también. Es difícil estar fuera de una cancha para alguien que ganó cosas importantes estando dentro. Me duele muchísimo.
- Esta lesión te llegó justo cuando recibías el Premio Mayor 2010 y las puertas de la selección se te abrían para la Copa América 2011. ¿Debe haber sido un duro golpe para vos?
- Sí, muy difícil. Me costó muchísimo, y me sigue costando asimilar todo esto. Estaba pasando un momento muy bueno, me ilusionaba con la Copa América y mi familia estaba feliz, sobre todo mi papá. Que haya pasado eso justo en ese momento me tomó de sorpresa y con mucha bronca. Pero el fútbol es así y la vida sigue.
- ¿Alguna vez llegaste hasta las lágrimas?
- Sí, un montón de veces, pero nunca delante de mi familia. No vale la pena que ella sufra por una cosa mía. Mi esposa sufrió muchísimo conmigo y me acompaña siempre. Hace poquito me vinieron dolores muy fuertes, casi a las 2:00, y tuvo que ir como loca en busca de hielo por todos lados porque no daba más. Esas cosas son las que te dan mucha bronca. A veces lloro, pero nunca delante de ellos.
- ¿Qué te dice ahora tu lado positivo?
- Me levanto bien y siempre con ganas de mejorar cada día. En una semana más voy a dejar las muletas y de ahí en adelante a empezar a caminar, trotar y, si Dios quiere, estaré de vuelta para el segundo torneo del año. Estoy haciendo un tratamiento especial de células madre, en la rodilla, con la ilusión de que dé resultado todo eso y me pueda poner bien. Si lamentablemente me sigue doliendo y no se puede, ya veremos para hacer otra cosa. Dios quiera que eso no pase y me ayude para volver a jugar.
- ¿Estás pensando en otra cosa que no sea jugar?
- Hay que estar preparado para todo. En el caso de que uno se sienta mal, que no está al cien por cien físicamente, tiene que empezar a pensar que la vida sigue y pensar en hacer otras cosas.
- ¿Director técnico?
- Estoy estudiando para eso. Es complicado pensar en un retiro a la edad que tengo (31), pero también hay que asumir que las lesiones a veces se complican y uno tiene que tomar sus recaudos.
- ¿En serio estás pensando en la dirección técnica?
- Lo que pasa es que el jugador que nunca se lesionó y de pronto sufre una muy grave, muchas cosas se te cruzan por la cabeza. Lo mío pasa por eso, y en su momento seguramente le pasó a (Francisco) Argüello cuando sufrió esa doble fractura.
- Dicen algunos hinchas que tu lesión debilitó la defensa del equipo en un momento clave del campeonato 2011 y Oriente perdió el título al final. ¿Qué opinás?
- No sé si mi lesión tuvo que ver, pero cuando me lesioné faltaban seis fechas y no recuerdo si estábamos arriba o habíamos quedado segundo, a un punto del líder en la tabla. Todos nos daban como campeones, pero no sé qué pasó y terminamos perdiendo el título.
- ¿Sentís que le estás haciendo falta a Oriente ahora?
- No sé si le hago falta, pero al equipo lo veo muy bien. Obviamente quisiera aportar con mi granito de arena, pero para eso tengo que ponerme bien y de ahí que sea lo que Dios quiera. Mi aporte ahora es desde fuera, moralmente, porque lamentablemente no puedo hacer más.
- ¿Cómo se ve a Oriente desde afuera?
- Con mucha impotencia, nervioso, intranquilo, sobre todo cuando se presentan partidos complicados, como el del otro día (1-1) contra Bolívar. Cuando uno está dentro, se calman los nervios corriendo y metiendo fuerte, pero desde la tribuna uno sufre mucho y entiendo lo que siente el hincha cuando al equipo le cuesta ganar.
- ¿Dormís bien?
- Ahora sí, mucho mejor que antes. Por suerte me fui unos días a mi casa (Córdoba) para estar con la familia. Ese viaje me hizo bien porque el apoyo moral en esta etapa es muy importante parta mí, y yo lo conseguí. Hay noches que uno piensa en un montón de cosas y empieza a replantearlas, pero trato de estar tranquilo y centrarme solamente en mi recuperación. Gracias a Dios tengo grandes amigos en Santa Cruz, una ciudad linda que a mí me gusta por el trato de la gente.
- En los malos momentos es cuando de verdad aparecen los verdaderos amigos; en esta etapa, ¿quiénes se han acercado más?
- Más allá de los chicos del equipo y de los dirigentes, que siempre me están animando, hay amigos como el ‘Flaco’ Hernán Boyero y su señora, después amigos como Genaro Sánchez, Horacio y Gustavo, el uno es argentino y el otro boliviano; todas ellas, excelentes personas. Siempre me andan llamando por teléfono, algunas veces para preguntarme cómo estoy y otras para invitarme a comer.
- En lo deportivo, ¿cómo ves a Oriente en este torneo?
- Está parejo y todavía falta mucho. Cualquier equipo gana dos partidos seguidos y se prende en la lucha. Lamentablemente el otro día no pudimos sumar de local ante Bolívar, pero el torneo es largo y Oriente también sale a hacer buenos partidos en el interior.
- ¿A qué equipos ves con pinta de campeón?
- Bolívar tiene un buen equipo, pero Oriente siempre es candidato.
Fuente: El Deber
Alejandro Schiapparelli tiene un pasado exitoso, un presente nada agradable y un futuro alentador. El defensor argentino de Oriente Petrolero se recupera de una segunda operación en la rodilla derecha y está ilusionado con volver para el segundo torneo de la Liga. Se lesionó hace casi un año en un clásico ante Blooming y desde entonces su vida cambió. En una semana dejará las muletas y empezará un trabajo específico para intentar volver a las canchas, esta vez con mucha cautela. Mantiene un perfil bajo y habla solo lo necesario. Se mueve lentamente por recomendación médica y está centrado únicamente en la recuperación de su rodilla.
Por ahora no la está pasando bien, pero tampoco cree que es el fin del mundo y sin bajar la guardia se entrena a conciencia. Admite ser creyente de Dios y asegura que esta prueba la va a vencer porque le sobran ganas. “Si no se puede, vamos a buscar otras opciones porque la vida debe continuar”, remarcó el argentino.
Por si acaso, Schiapparelli está estudiando la carrera para director técnico porque le entusiasma la idea de seguir ligado al fútbol y, con su amigo Hernán Boyero como ayudante de campo.
- ¿Cuál es el balance que hacés después de tu lesión inesperada?
- Negativa, desde todo punto de vista, porque va a ser un año que no juego, solo pude estar en tres partidos nada más en el segundo torneo de 2011 y obligado tuve que parar de nuevo. Es un momento muy duro para mí porque nunca me había pasado algo así. Cuando pensaba que ya había pasado todo, después de la primera operación tuve otra recaída por un problema en los cartílagos y ahora estoy recuperándome de a poco. Después de todo y dentro de lo malo, aprendí a valorar muchas cosas.
- ¿Como qué, por ejemplo?
- Recibir el cariño de la gente, eso es impagable. Cuando salgo a la calle no faltan los hinchas que me dan ánimo y me preguntan cuándo vuelvo a jugar. Eso me da energías positivas y me anima a seguir recuperándome con mucho esfuerzo. Es difícil, pero hay que levantar la cabeza porque la vida sigue. En todo esto, mi familia es la que más sufre. Por suerte aprendí que ante las adversidades de la vida uno tiene que seguir luchando tanto en el fútbol como en todo. Voy a salir de esta, porque soy un luchador de la vida.
- En tu familia, ¿quién sintió más tu lesión?
- Mi esposa, ni hablar. Para mi padre también fue un golpe muy duro. Estaba tan ilusionado con verme jugar en la selección, y justo me lesiono. Él viene siguiendo mi carrera desde que me vine a Bolivia y estaba tan orgulloso de mí. Por él, por mi esposa, mis hijos y toda mi familia, quiero volver a jugar.
- ¿Cuándo te entristece más?
- Cuando voy a la cancha y veo a mis compañeros jugar. Siento mucha impotencia de estar afuera. Me ha pasado cuando estuve lesionado o expulsado, pero ahora es diferente porque veo que todos corren y se exigen por el equipo, y yo no puedo hacerlo. Si hubiera sido un vago (flojo) o no me hubiera gustado entrenarme, tal vez la figura habría sido distinta ahora, pero a mí siempre me gustó el trabajo y fui lo más profesional posible. Me da mucha bronca, pero también digo que por algo pasan las cosas y a lo mejor es para hacerme más fuerte.
- ¿Creés en serio que esto es una prueba divina?
- Yo creo mucho en Dios. No sé si esto es una prueba, pero lo que sí creo es la revancha, que ojalá él vea todo el sacrificio que estoy haciendo para poder recuperarme y volver lo antes posible.
- ¿Tenés temor de no volver a ser el mismo Schiapparelli de antes?
- Temor no, porque confío en que muy pronto me voy a poner bien y con mucho trabajo estaré de vuelta. Si fuera por una cuestión médica (lo operaron dos veces de la rodilla derecha), a lo mejor me impida ser el mismo de antes, pero si es por mí no me preocupa, porque siempre me gustó el laburo y he demostrado profesionalismo en los equipos donde estuve.
- ¿Qué sentís cuando vas al estadio y tenés que mirar el partido como un hincha más?
- Mucha impotencia y mucha bronca también. Es difícil estar fuera de una cancha para alguien que ganó cosas importantes estando dentro. Me duele muchísimo.
- Esta lesión te llegó justo cuando recibías el Premio Mayor 2010 y las puertas de la selección se te abrían para la Copa América 2011. ¿Debe haber sido un duro golpe para vos?
- Sí, muy difícil. Me costó muchísimo, y me sigue costando asimilar todo esto. Estaba pasando un momento muy bueno, me ilusionaba con la Copa América y mi familia estaba feliz, sobre todo mi papá. Que haya pasado eso justo en ese momento me tomó de sorpresa y con mucha bronca. Pero el fútbol es así y la vida sigue.
- ¿Alguna vez llegaste hasta las lágrimas?
- Sí, un montón de veces, pero nunca delante de mi familia. No vale la pena que ella sufra por una cosa mía. Mi esposa sufrió muchísimo conmigo y me acompaña siempre. Hace poquito me vinieron dolores muy fuertes, casi a las 2:00, y tuvo que ir como loca en busca de hielo por todos lados porque no daba más. Esas cosas son las que te dan mucha bronca. A veces lloro, pero nunca delante de ellos.
- ¿Qué te dice ahora tu lado positivo?
- Me levanto bien y siempre con ganas de mejorar cada día. En una semana más voy a dejar las muletas y de ahí en adelante a empezar a caminar, trotar y, si Dios quiere, estaré de vuelta para el segundo torneo del año. Estoy haciendo un tratamiento especial de células madre, en la rodilla, con la ilusión de que dé resultado todo eso y me pueda poner bien. Si lamentablemente me sigue doliendo y no se puede, ya veremos para hacer otra cosa. Dios quiera que eso no pase y me ayude para volver a jugar.
- ¿Estás pensando en otra cosa que no sea jugar?
- Hay que estar preparado para todo. En el caso de que uno se sienta mal, que no está al cien por cien físicamente, tiene que empezar a pensar que la vida sigue y pensar en hacer otras cosas.
- ¿Director técnico?
- Estoy estudiando para eso. Es complicado pensar en un retiro a la edad que tengo (31), pero también hay que asumir que las lesiones a veces se complican y uno tiene que tomar sus recaudos.
- ¿En serio estás pensando en la dirección técnica?
- Lo que pasa es que el jugador que nunca se lesionó y de pronto sufre una muy grave, muchas cosas se te cruzan por la cabeza. Lo mío pasa por eso, y en su momento seguramente le pasó a (Francisco) Argüello cuando sufrió esa doble fractura.
- Dicen algunos hinchas que tu lesión debilitó la defensa del equipo en un momento clave del campeonato 2011 y Oriente perdió el título al final. ¿Qué opinás?
- No sé si mi lesión tuvo que ver, pero cuando me lesioné faltaban seis fechas y no recuerdo si estábamos arriba o habíamos quedado segundo, a un punto del líder en la tabla. Todos nos daban como campeones, pero no sé qué pasó y terminamos perdiendo el título.
- ¿Sentís que le estás haciendo falta a Oriente ahora?
- No sé si le hago falta, pero al equipo lo veo muy bien. Obviamente quisiera aportar con mi granito de arena, pero para eso tengo que ponerme bien y de ahí que sea lo que Dios quiera. Mi aporte ahora es desde fuera, moralmente, porque lamentablemente no puedo hacer más.
- ¿Cómo se ve a Oriente desde afuera?
- Con mucha impotencia, nervioso, intranquilo, sobre todo cuando se presentan partidos complicados, como el del otro día (1-1) contra Bolívar. Cuando uno está dentro, se calman los nervios corriendo y metiendo fuerte, pero desde la tribuna uno sufre mucho y entiendo lo que siente el hincha cuando al equipo le cuesta ganar.
- ¿Dormís bien?
- Ahora sí, mucho mejor que antes. Por suerte me fui unos días a mi casa (Córdoba) para estar con la familia. Ese viaje me hizo bien porque el apoyo moral en esta etapa es muy importante parta mí, y yo lo conseguí. Hay noches que uno piensa en un montón de cosas y empieza a replantearlas, pero trato de estar tranquilo y centrarme solamente en mi recuperación. Gracias a Dios tengo grandes amigos en Santa Cruz, una ciudad linda que a mí me gusta por el trato de la gente.
- En los malos momentos es cuando de verdad aparecen los verdaderos amigos; en esta etapa, ¿quiénes se han acercado más?
- Más allá de los chicos del equipo y de los dirigentes, que siempre me están animando, hay amigos como el ‘Flaco’ Hernán Boyero y su señora, después amigos como Genaro Sánchez, Horacio y Gustavo, el uno es argentino y el otro boliviano; todas ellas, excelentes personas. Siempre me andan llamando por teléfono, algunas veces para preguntarme cómo estoy y otras para invitarme a comer.
- En lo deportivo, ¿cómo ves a Oriente en este torneo?
- Está parejo y todavía falta mucho. Cualquier equipo gana dos partidos seguidos y se prende en la lucha. Lamentablemente el otro día no pudimos sumar de local ante Bolívar, pero el torneo es largo y Oriente también sale a hacer buenos partidos en el interior.
- ¿A qué equipos ves con pinta de campeón?
- Bolívar tiene un buen equipo, pero Oriente siempre es candidato.
Fuente: El Deber
1 comentarios:
GRANDE SCHIAPPA.....
19 de marzo de 2012, 16:05Publicar un comentario