Por partida doble; es líder y su rival, colero
Pocas veces una victoria en un clásico marca un hecho como el de ahora. Oriente es líder en su grupo con 17 puntos y Blooming último en el suyo con solo 8 unidades. Los albiverdes tienen prácticamente asegurada su clasificación a la siguiente ronda y los celestes están por quedarse fuera. Vaya paradoja.
El golpe de Oriente fue certero, doloroso para la academia, que encima no tiene una revancha inmediata porque recién el 21 de noviembre volverá a jugar (todo por el espacio a la selección) y lo hará visitando a Bolívar. La bronca es evidente, pero una cosa lleva a la otra, y lo de Blooming es una consecuencia de los embates que viene sufriendo desde hace tiempo.
Tiene un equipo inestable con su realidad, que comenzó con los problemas de Edgardo Díaz, al que trajeron y después echaron, que se acentuó con la derrota en casa frente a Guabirá y que reventó con la ‘apretada’ inexplicable de los hinchas hacia el plantel. Hoy la realidad muestra a un equipo casi muerto en el torneo, pese a la dosis de entusiasmo y trabajo que inyectó la llegada de Edgardo Malvestitti.
La derrota no podía llegar en el peor momento, y encima ante Oriente, que más allá de cimentar su clasificación, apuntaba a hundir al rival de siempre. Los golazos de Mojica y Meleán fueron puñaladas que duelen y que dolerán por bastante tiempo. La realidad albiverde en cambio es otra, de pura alegría, de sonrisas que maquillan la producción del equipo que todavía es flaca. Más allá de que Ramacciotti hubiera dicho que en los clásicos no importaba jugar bien, está claro que su equipo todavía no convence.
Pero Oriente ganó y es líder. De paso, mira a su rival cómo se retuerce de bronca, allá último y en crisis. Vaya realidad tras un clásico, vaya paradoja tras este duelo. Fue por eso la celebración albiverde, que ganó por partida doble.
Fuente: El Deber
El golpe de Oriente fue certero, doloroso para la academia, que encima no tiene una revancha inmediata porque recién el 21 de noviembre volverá a jugar (todo por el espacio a la selección) y lo hará visitando a Bolívar. La bronca es evidente, pero una cosa lleva a la otra, y lo de Blooming es una consecuencia de los embates que viene sufriendo desde hace tiempo.
Tiene un equipo inestable con su realidad, que comenzó con los problemas de Edgardo Díaz, al que trajeron y después echaron, que se acentuó con la derrota en casa frente a Guabirá y que reventó con la ‘apretada’ inexplicable de los hinchas hacia el plantel. Hoy la realidad muestra a un equipo casi muerto en el torneo, pese a la dosis de entusiasmo y trabajo que inyectó la llegada de Edgardo Malvestitti.
La derrota no podía llegar en el peor momento, y encima ante Oriente, que más allá de cimentar su clasificación, apuntaba a hundir al rival de siempre. Los golazos de Mojica y Meleán fueron puñaladas que duelen y que dolerán por bastante tiempo. La realidad albiverde en cambio es otra, de pura alegría, de sonrisas que maquillan la producción del equipo que todavía es flaca. Más allá de que Ramacciotti hubiera dicho que en los clásicos no importaba jugar bien, está claro que su equipo todavía no convence.
Pero Oriente ganó y es líder. De paso, mira a su rival cómo se retuerce de bronca, allá último y en crisis. Vaya realidad tras un clásico, vaya paradoja tras este duelo. Fue por eso la celebración albiverde, que ganó por partida doble.
Fuente: El Deber
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