El volante paraguayo atraviesa por un buen momento vistiendo la camiseta de Oriente. Le costó bastante llegar, pero hoy lo disfruta. Es clave en el esquema de Gustavo Quinteros y será titular mañana en la revancha ante Tolima. La fe mueve montañas, sólo empuja, empuja...”. La frase, en letras mayúsculas y resaltadas con negro, aparece al lado de una fotografía suya que está colgada en la sala de su casa. En ella Francisco Argüello aparece en acción durante una práctica de su actual club, Oriente Petrolero. No pudo haber mejor descripción para resumir la trayectoria de un jugador que ha sabido de batallas para cumplir un primer objetivo: “Jugar en un club grande del cual la familia de mi esposa, y ahora yo, somos hinchas”.
Al país llegó en el 2003 gracias al contacto de Alcides Mieres que trajo a otros tres paraguayos en procura de reforzar a Guabirá que acababa de ascender. En principio se vino por un año pero acabó quedándose. Con este mismo equipo jugó el torneo de la ACF para después pasar por Destroyers y Real Mamoré. En 2009 y tras retornar de Chile donde estuvo por 25 días (dice que le mintieron de que iba a fichar por un club) probó suerte en Aurora, pero terminó en la reserva de Oriente que juega el torneo de la ACF. Él quería mostrarse y lo logró. Hoy, su realidad es otra.
- Antes de llegar a Oriente y a tu vuelta de Chile, ¿tuviste la oportunidad de quedarte en Aurora?
- La historia es así. De Real Mamoré me contactó un representante que con mentiras me llevó a Chile. Me tuvo durante 25 días dando vueltas. Allá consigo entablar contacto con Derlis Paredes (paraguayo), que jugaba en Aurora, para que intercediera por mí ante Julio Baldivieso. El profe dijo que me conocía pero que quería ver cómo estaba físicamente. Además me dejó en claro que tenía a los seis extranjeros y que la única chance, era volver en julio. De todas formas me permitió entrenarme con el resto del equipo.
- ¿Te tuviste que volver?
- Sí, porque además ya había comenzado a hacer los papeles de mi naturalización y era el momento de agilizarlos. Tenía la chance de volver, pero también quería jugar.
- ¿Cómo apareces en Oriente?
- Gracias a allegados a la familia de mi esposa consigo entablar contacto con el señor ‘Paye’ Callaú (dirigente de Oriente). Le pregunto si había alguna posibilidad de ingresar a Oriente; en realidad pedía una oportunidad. En ese entonces el técnico era ‘Vitamina’ Sánchez y lo que pedía era que me vean. Luego de la charla con el señor ‘Paye’ me dan la chance de jugar en el equipo de la ACF con un vínculo que duraba tres meses. Ahí jugué como unos ocho partidos.
- ¿Te reciben bien en la ACF?
- Sí, los técnicos eran Celio Alves y Juan Carlos Farah y por suerte conté con la plena confianza de entrada, incluso llegaron a darme el cintillo de capitán.
- ¿Te costó adaptarte?
- Todo fue diferente, porque entrenábamos a las 13:30 bajo un sol insoportable, pero esas cosas te ayudan a valorar el esfuerzo. Por el horario, mi desayuno-almuerzo era cerca de las 10:30 y recién disfrutaba de mi comida cerca de las cinco de la tarde. Pese a todo esto, jamás retrocedí, yo sabía a dónde apuntaba, a dónde quería llegar.
- ¿La mira estaba en la primera, a como dé lugar?
- En realidad mi desafío era probarme a mí mismo de que podía jugar en un equipo grande, sentir el ‘cosquilleo’ de estar ante una gran hinchada y en una gran institución. Por la dinámica, estar en la ACF me ayudó para ir escalando en la parte física. Habíamos hablado de que si pasaba la prueba de la A, iba a llegar a jugar en la primera.
- ¿Cómo se ve el club desde afuera?
- Siempre quise jugar un clásico. Cuando Destroyers estaba en la Liga y jugábamos los sábados, no me perdía para nada el Oriente-Blooming del domingo. Viendo el partido en las gradas me entraban las interrogantes, me preguntaba a mí mismo las cosas que uno puede sentir estando ahí adentro, ver tanta euforia de la gente y sobre todo de los hinchas de Oriente que prácticamente colmaban el estadio.
- ¿Debutas antes de los tres meses de contrato, o después?
- Faltaba como un mes cuando me llegó la oportunidad. Oriente debía visitar a Real Potosí y en esa semana ‘Vitamina’ (Sánchez) habló conmigo y me dijo que había posibilidades de que me lleve al banco, o incluso que juegue. Y después me confirmó que iba a estar junto a Eduardo Melgar. Me dijo que demuestre lo que estaba haciendo en la ACF, que no me invente nada, que trabaje duro y que el resultado no iba a ser decisivo para ver si me quedaba o no. Sabía que no iba a ser fácil porque eran 4 mil metros de altura y además que Real Potosí venía embalado. Por suerte logramos arrancar un empate (0-0).
- Y después vino el clásico...
- Que ganamos por 2-0. Se cumple mi deseo de tantos años y se da luego del primer partido oficial con Oriente. ‘Vitamina’ habló después conmigo, me felicitó y a partir de ahí prácticamente jugué casi todos los partidos junto a Melgar.
- ¿Qué cosas han sido clave para no decaer en los momentos duros?
- La fe, trato de no mirar hacia atrás, además que sabía a dónde apuntaba. Mi anhelo era jugar en la profesional de Oriente, probarme a mí mismo de que podía, y gracias a Dios se me dio, porque además conté con el pleno respaldo de mi familia. Eso fue clave.
- ¿Seguís teniendo contacto con quienes fueron tus compañeros en el Oriente de la ACF?
- Sí, con varios, porque hasta ahora nos ponemos a recordar las vivencias ahí, tengo muchos amigos. Algunos me toman como un ejemplo, pero les digo que no soy ejemplo de nadie, que lo mío fue sólo trabajar de la forma más honesta y transparente posible. No doy consejos, sólo los animo a que jamás decaigan, a que tengan fortaleza y disciplina, y que además, siempre tienen una familia detrás por la que hay que luchar, en las buenas y en las malas.
- En Paraguay, ¿tu familia está siguiendo tu campaña?
- Siempre han estado pendientes, escuchando radio por Internet y también leyendo. No sé cómo pagarle a mis padres por la confianza depositada en mí, por el simple hecho de darme la oportunidad de jugar al fútbol. Ahora, tengo cerca a mi esposa y a mi hija y el momento actual lo disfruto al máximo, porque no ha sido fácil llegar aquí.
- ¿Cuál el próximo objetivo a cumplir?
- Son varios, y la única fórmula es seguir luchando; esto es paso a paso, sin perder la humildad porque la exigencia siempre es mayor. Uno de mis objetivos es representar a una selección; ojalá pueda en algún momento tener la oportunidad de jugar para la selección de Bolivia.
- ¿La has pasado difícil en algún momento en Bolivia?
- No es lo mismo pelear arriba que abajo. Estuve antes en clubes donde me trataron bien, donde me dieron la chance de poder hacer mi carrera como profesional, pero la motivación es otra cuando se pelea por el campeonato. Soy un agradecido con Guabirá porque me abrió las puertas del fútbol nacional, el profesor David Avilés que también confió en mí para ir a Destroyers y también con la gente de Real Mamoré, donde tengo buenos amigos. Gracias a Dios, de todos los clubes en los que estuve me fui por la puerta grande.
- ¿Qué te da Oriente?
- La satisfacción de disfrutar cada partido, cada entrenamiento porque realmente vestir esta camiseta, era un anhelo. Disfruto cada encuentro como si fuera el último, porque la gente te hace sentir especial y ese reconocimiento la verdad que es impagable.
- Cómo se palpa ese cariño, ¿sólo en el estadio o también por otros lados?
- Por todos lados. Cuando salgo con mi familia, cuando voy a la venta de mi barrio (Simón Bolívar, ahí vive en anticrético), cuando me invitan a ver los partidos de mis amigos, es lindo sentir cómo se paran y te piden un autógrafo o sacarse una foto con vos. Gracias a Dios en el barrio son casi todos orientistas (se ríe).
- ¿Dónde comienza tu andadura como futbolista?
- En la escuela de Capellán Cardozo, mi pueblo. De 18 yendo para 19 salí a buscar mi rumbo como futbolista. Llegué a la gran Asunción a un campeonato Interligas de todos los pueblos y me dieron la oportunidad de jugar para la selección de Lambaré con la que salimos campeones. Después me fui a General Caballero, que es como la tercera división. Ahí me vio Carlos Kiese que fue campeón de América con el Olimpia y que también jugó en la selección. Él me llevó a Libertad, equipo de primera división.
- ¿Ahí debutás?
- Sí, ahí jugué en la reserva y después de dos meses me hizo debutar profesionalmente. Estaban figuras como Justo Villar, Estanislao Struway, Catalino Rivarola, Hugo Marcelo Ovelar, Gustavo Morinigo, jugadores que han deslumbrado en la selección paraguaya. Jugué como siete u ocho partidos y luego pasé a Sport Colombia donde estuve en cerca de 28 encuentros. Pero la parte económica influía mucho y fue por eso que tomé la decisión de venir a probarme acá.
- ¿Cómo fue dejar la casa?
- Difícil, porque además yo soy el menor de mis tres hermanos. Hasta ahora me cuesta asimilarlo, pero por suerte mis padres (Asterio Argüello y Ramona de la Cruz Benítez) han estado siempre pendientes, me llaman y me desean suerte. El otro día, luego del partido frente a la ‘U’ de Chile, mi madre conversó conmigo por teléfono y llorando me dijo que se sentía orgullosa de mí. Yo también me emocioné tras el encuentro.
- ¿Te han llamado de Paraguay?
- El otro día, entramos en vivo para un par de radios. Se enteraron que estoy acá, gracias a la tele.
- ¿Cuesta acostumbrarse a Santa Cruz, o es lo mismo?
- Es casi lo mismo, uno se siente como en casa. Lo único que extraño es a mis padres y a mi barrio (sonríe), pero en lo demás todo bien. Tengo una esposa (Priscila Herrera) que me ayuda mucho, cocina muy rico, sobre todo un plato que se llama marinera, y además prioriza bastante mi descanso. Trato de ser riguroso en mi cuidado personal, sé que es para mi bien.
- ¿Te cuesta recuperar las energías?
- El profe Figueroa (preparador físico de Oriente) hace un gran trabajo. Pero ojo, no sólo Argüello corre todo el partido, mirá el equipo. Se siente bien o te da mayor fuerza ver cómo Joselito Vaca, Mauricio Saucedo, Peinado o Jhasmani (Campos) se tiran al piso en procura de ganar una pelota. Ellos no son de marcar, pero en todo este tiempo han demostrado jerarquía, amor por la camiseta. Lo que nos toca a mí y a ‘Nico’ (Suárez) es hacer el trabajo sucio y tratar de darle la pelota al mejor ubicado.
- Has vestido varias camisetas, ¿ésta es la que más sientes?
- Primero te digo que estoy muy agradecido con la gente que me permitió jugar en los otros clubes. Lo de Oriente quizá se explica por la gente y además creo que me hice hincha por todo lo que he vivido acá. Es cierto, uno es profesional, por ahí mañana me toca irme a otro club, pero lo que significa Oriente para mí, es especial. Quiero esta camiseta, porque además era el sueño de mi esposa. Mis cuñados y mi suegra, igual querían verme con la albiverde.
- ¿Cuánto vale el apoyo de la familia?
- Muchísimo, porque te da fuerza cuando las cosas no te salen. Lo que me queda es seguir batallándola, porque Oriente es un club de bastante exigencia y la gente siempre te pide más. Es que también tiene que ser así.
- Tolima no va a ser fácil...
- Tienen jugadores importantes, son muy técnicos y no por nada están entre los líderes del torneo colombiano. Lo que tenemos que hacer nosotros es enfocarnos en el orden táctico que lo maneja muy bien el profe. La ilusión es avanzar para seguir dando alegrías.
Las frases“Hay otros objetivos, pero todo se consigue paso a paso, con trabajo y humildad, no hay secretos en el fútbol”
“Trato de no mirar hacia atrás, creo que la base de todo es la fe, saber a dónde se apunta y a partir de ahí trabajar”
“Anhelaba jugar en Oriente, estar en la cancha cuando se juega un clásico. La hinchada es espectacular”